No me gusta el fútbol, quizás sea por eso por lo que no termino de entender este “deporte” y todo lo que le rodea.
No alcanzo a imaginar las cifras de dinero que mueve, los sueldos de los futbolistas y la riqueza de todos los implicados. Ya no se ve el fútbol como deporte, en el sentido pleno de la palabra, sino como un evento que tiene el mérito de mover masas, mérito que reconozco, no logran muchas otras actividades necesarias, tanto o más, de la atención de la gente: el hambre, la explotación infantil, el maltrato a los animales, la investigación científica, las catástrofes medioambientales, o simplemente, un poema.
No alcanzo a imaginar las cifras de dinero que mueve, los sueldos de los futbolistas y la riqueza de todos los implicados. Ya no se ve el fútbol como deporte, en el sentido pleno de la palabra, sino como un evento que tiene el mérito de mover masas, mérito que reconozco, no logran muchas otras actividades necesarias, tanto o más, de la atención de la gente: el hambre, la explotación infantil, el maltrato a los animales, la investigación científica, las catástrofes medioambientales, o simplemente, un poema.
Los niños ya no quieren ser futbolistas, quieren ser David Beckham, Ronaldo, o
Iker Casillas.
Ya no admiran el deporte, sino a una persona con nombre y apellidos, y más que nada, todo lo que rodea a esa persona, que suelen ser coches buenos, chicas bonitas, fama, publicidad, y…dinero.
Es curioso cómo otros deportes con más mérito y esfuerzo para el deportista, pero con menos glamour, no logran igualar este fanatismo, como el ciclismo, la natación sincronizada, y muchos otros.
Ya no admiran el deporte, sino a una persona con nombre y apellidos, y más que nada, todo lo que rodea a esa persona, que suelen ser coches buenos, chicas bonitas, fama, publicidad, y…dinero.
Es curioso cómo otros deportes con más mérito y esfuerzo para el deportista, pero con menos glamour, no logran igualar este fanatismo, como el ciclismo, la natación sincronizada, y muchos otros.
No recuerdo haber oído a algún niño que quisiera ser Severo Ochoa, Nelson
Mandela o Gustavo Adolfo Becker, por decir algún
nombre, y no una profesión.
Me fastidia pensar cómo la investigación, siempre necesitada de dinero, no
consigue patrocinadores tan fuertes como el fútbol, y como los nombres de
científicos importantes, caen en el olvido de nuestro cerebro (yo me incluyo en
esto), y cómo un partido de fútbol, es más interesante que un descubrimiento
científico que puede aplicarse para alargar, o mejorar, una vida, que tal vez
necesite vivir para ver un partido de fútbol.
He de reconocer que las últimas catástrofes ambientales han logrado también
mover masas de gente, pero lo triste es que un partido de fútbol se recuerda
durante mucho tiempo, se recuerda el día, la hora, el lugar donde se jugó, el
minuto decisivo del partido, el penalti injusto...y una catástrofe ambiental se
recuerda el tiempo que sea noticia en los medios de comunicación, y una vez que
lo silencian, nos parece que todo se ha solucionado y que, al fin y al cabo, no
fue para tanto, y si no oímos hablar de ello, será porque todo se ha
solucionado.
Muchas veces me he sentido fuera de una conversación, sobre todo los lunes,
cuando el tema estrella son los partidos de fútbol del fin de semana, que
evidentemente, ni he visto, ni me interesan. Pero me resulta curioso participar
como espectadora y observar los argumentos y teorías que defiende cada uno para
hacer valer su opinión, y me resulta aún más gracioso cómo, por un partido de
fútbol, se llega hasta discutir.
Se habla mucho de la anorexia y las modelos, y de la imagen que transmiten a
las niñas de hoy en día, pero también habría que pensar en los valores que los
futbolistas pueden transmitir a los niños/as, cuando sus
comportamientos en los partidos, no son del todo “deportistas”, y dicen y hacen
palabras y gestos que después, son imitados por sus pequeños seguidores.
Como en todo, siempre hay excepciones, no vamos a hacer pagar justos por
pecadores.
El fútbol ha convertido a muchos futbolistas en “héroes”, por meter un balón en
una portería. Sin quitar mérito a los profesionales del fútbol, ¿no merecen
también la denominación de héroes tantas y tantas personas que, sin meter un
balón en una portería, gastan sus esfuerzos y su imaginación en intentar
conseguir un mundo mejor? He dicho.