jueves, 17 de enero de 2013

Quiero saber a donde pertenezco

Parece que todo sigue igual o casi, un estado con una mezcla de depresión y reflexión,
y ambos no me han dado soluciones, pero por lo menos me han servido
para recordarme que todavía tengo que plantearme ciertas cosas, o tomar decisiones sobre las ya planteadas.
También me han recordado lo que era llorar por causas perdidas, por el dolor que te provocan personas que jamás pensaste que lo hicieran...
¿Familia? Hace tiempo que deje de pensar en eso, hace tiempo que ya no siento nada y a la vez lo siento todo cuando veo la normalidad de los hogares de la gente.
Ni yo misma me esperaba esta reacción.
Me he visto como una idiota tumbada en la cama, pensando, y dándole vueltas a la cabeza, luego de pie en mi cuarto, durante más de 15 minutos y cada vez estoy más convencida que es un estado algo lamentable desde hace un tiempo.
No levanto cabeza y si la levanto me vuelvo a hundir.
Soluciones es lo que necesito y soluciones tendré.
Vagabundeo por la vida sin tener claro mi rumbo.
Últimamente no me siento útil para casi nada y me hundo entre estas cuatro paredes
buscando la salida que me ayude a seguir sonriendo.
¿Es curioso no?  ¿Realmente que cambiaría si yo no viviera aquí?
Siempre me lo pregunto, cierro los ojos y me imagino en otro sitio,en cambio cuando los abro me doy cuenta que realmente tendría la misma vida solo que en otro escenario.
Esto ya se parece a una comedia dramática absurda y llena de máscaras, mi máscara es de una sonrisa enorme, de falso optimismo del que en realidad carezco.
A veces vuelvo a recrear momentos sin detenerme en la reflexión necesaria. 
Y sueño mirando atardeceres que alargan las sombras de mi memoria.
Y otra vez llegar,otra vez salir,otra vez entrar...
Otra vez ver la cara de asco que te ponen cuando entras, 
otra vez aguantar las tonterías y groserías de los de mi alrededor.
Otra vez amanecer y la rutina, la asquerosa rutina de siempre.
Como si no me afectara como si fuera feliz por estar todo el día aquí encerrada sin tener un tiempo en el que llamar mío, ni siquiera un lugar, ni aún menos un espacio.
Quiero saber a donde pertenezco.
Es entonces,cuando ya nada importa, incluso que me revele contra mis propias acciones, y cuando la sola posibilidad de poder remodelar algún retazo de mí pasado, se convierte en el mejor de los sueños y la peor de las pesadillas.